Cuando piensas en el coco, ¿qué te viene a la mente? Agua fresca, carne dulce, aceite aromático… En muchas culturas tropicales, el coco ha sido durante siglos un alimento esencial, un remedio natural y hasta un producto de belleza. Sin embargo, durante mucho tiempo la grasa del coco se consideró “mala” para el corazón. Hoy la ciencia cuenta otra historia, más equilibrada y fascinante.
La grasa del coco es diferente a las demás
Sí, el coco es rico en grasa. Pero aquí está la clave: no contiene las mismas grasas largas presentes en carnes y lácteos. Sus ácidos grasos de cadena media (conocidos como MCT o MCFA) se metabolizan rápidamente en el hígado y tu cuerpo los transforma en energía, en lugar de almacenarlos como grasa. Esto los hace útiles para darte un empuje de vitalidad y favorecer, en algunos casos, la pérdida de peso moderada cuando se combinan con una alimentación controlada.
El aceite de coco nos aporta energía rápida y apoyo metabólico
El aceite de coco “está bien en moderación”, sobre todo para cocinar a altas temperaturas o incluso para hidratar piel y cabello. Una sola cucharada de aceite virgen aporta unas 117 calorías y 12 g de grasa saturada: cantidades que conviene tener bajo control, pero cuyos MCT brindan ventajas únicas como un aporte de energía inmediata y propiedades antimicrobianas.
Ácido láurico: el “antifúngico natural”
El coco esconde otro poder poco conocido: su alto contenido en ácido láurico, un compuesto con capacidad antifúngica y antibacteriana. Investigadores islandeses han demostrado que el ácido láurico y el ácido cáprico presentes en el coco pueden combatir la *Candida albicans*, hongo responsable de muchas infecciones. Además, la leche de coco favorece la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E, K), lo que potencia el valor nutritivo de tus comidas.
Cómo incorporarlo a tu vida
La clave es la moderación. Intenta no superar 2-3 cucharadas al día de aceite de coco virgen extra sin refinar orgánico. Si te pasas no pasa nada ¡correrás al baño y aprenderás! Pero no vas a morir ni nada de eso.
Algunas ideas prácticas:
- Úsalo para saltear verduras o platos estilo asiático, donde aporta aroma y aguanta altas temperaturas.
- Añade coco rallado o tostado al arroz, ensaladas o postres para dar textura y sabor.
- Prepara budines, cremas o sopas con leche de coco para hacerlas más cremosas y fáciles de digerir.
- Empléalo en pequeñas cantidades como hidratante capilar o crema corporal natural.
Un ejemplo delicioso es el pudín de boniato: se cocinan cubos dulces de boniato en leche de coco. Se termina con un toque de tapioca o harina de arroz para darle cuerpo y se disfruta caliente o frío. Es un plato nutritivo tanto en el desayuno como en un postre saludable.
PARA APRENDER MÁS
Aquí tienes los artículos mas leídos sobre el coco en este blog www.mbfestudio.com:
Las maravillas del agua de coco
Aceite de coco para infecciones virales
6 beneficios del oil pulling / la extracción de aceite con aceite de coco
Mención de aceite de coco en receta de pan de boniato
Mención en artículo con receta de Basboussa (dulce árabe con aceite/coco rallado)
Comentarios
Publicar un comentario